Hace un tiempo ya que estaba usando la versión Ubuntera de Linux Mint, en específico la versión 18.2 «Sonya». Anteriormente, había usado anteriormente LMDE 2 Betsy, pero me decanté por Sonya para probar la implementación de Plasma del equipo de Clem.
Lo que más me ha gustado
La verdad es que no tengo quejas de la experiencia que tuve en Sonya. Incluso la apariencia por defecto (ver imagen de cabecera) es agradable, la distro es muy amigable para el usuario novato, todo es fácil de hacer y pensado para no mortificar a los recién llegados.
Uno de los detalles que muchos critican, pero que a mi parecer es bastante acertado para ayudar a evitar quebraderos de cabezas a los noveles, es el administrador de actualizaciones y sus niveles de seguridad. Para muchos un error el permitir que el usuario «evite» las actualizaciones de seguridad; pero la verdad es que son pocas las actualizaciones marcadas como nivel 5 por el qeuipo de Mint, siendo la mayoría de estas actualizaciones del Kernel.
Otro punto bastante interesante es la posibilidad de testear diferentes versiones del kernel, y así ver cuál va mejor con nuestro equipo. Esta es una característica que había escuchado que se alababa de Manjaro y que yo no sabía que Mint poseía ya que esta no existía cuando estab en LMDE 2.
Lo que no me ha gustado tanto
La verdad no tengo nada malo que decir de Mint, excepto (cosa muy particular) que me entristece un poco que ya no vayan a dar soporte a Plasma en futuras ediciones (la 18.3 será la última). Pero se entiende que su ecosistema siempre ha sido GTK de forma mayoritaria, y es algo que se veía venir.
Igual ya me tocaba saltar a otra distro para seguir testeando 🙂 .
He probado Linux Mint sobres Debian y es rápido aunque con algún fallo.
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Originalmente usaba LMDE, tanto la versión 1 «Debian» como la 2 «Betsy», pero me pareció exageradamente «estática» para el uso diario y Cinnamon me fallaba cada tanto.
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